Descubriendo los Fósiles de las Redes Sociales
Que las amistades cercanas nos facilitan el intercambio de información o la difusión de la cultura es, hoy en día, bastante evidente debido a la omnipresencia de redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, etc. Sin embargo, ahora sabemos que el ser humano ha producido estas redes desde tiempos remotos y, sobre todo, que son éstas las que han facilitado la transmisión cultural humana durante siglos.
Un estudio realizado por la Universidad de Zaragoza (liderado por Jesús Gómez Gardeñes), el University College of London (liderado por Andrea Migliano) y la Universidad Queen Mary de la misma ciudad (liderado por Vito Latora) y publicado la semana pasada en la revista Nature Human Behavior revela la formación y el funcionamiento de las interacciones humanas en poblaciones de Cazadores-Recolectores.
Las escasas poblaciones de Cazadores-Recolectores aún presentes en el mundo son consideradas fósiles vivientes de las sociedades humanas primitivas que perduraron hasta el final del periodo Mesolítico, hace 10000 años. Ofrecen, por tanto, un tesoro antropológico para estudiar la organización social en el pasado y responder a preguntas clave sobre la historia evolutiva humana y a cómo muchos rasgos humanos únicos como la alta cognición, la cultura acumulativa y la hiper-cooperación, han evolucionado gracias a los patrones de organización social.
Para realizar este estudio, los investigadores estudiaron sociedades remotas de cazadores recolectores aún presentes en Congo (132 individuos) y Filipinas (200 individuos) mediante el uso de la tecnología de rastreo inalámbrico para mapear las interacciones sociales. Esta tecnología, usada como brazalete, permite registrar las interacciones que cada persona tiene en un día. De esta forma registraron todas las interacciones a intervalos de dos minutos durante 15 horas al día y durante una semana. Con estos datos, fueron capaces de construir y examinar las redes sociales para ambos grupos con una resolución sin precedentes.
La investigación muestra cómo las claves de estas redes sociales residen en la inversión en unos pocos lazos extremadamente fuertes entre amigos, no parientes, que conectan a distintas familias. Este estudio demuestra que estas amistades son más importantes que los lazos familiares a la hora de explicar los niveles de conocimiento compartido entre los individuos.
Según Jesús Gómez Gardeñes «Lo que observamos en estos campamentos de cazadores-recolectores es que las relaciones de amis
tad fuera del ámbito familiar forman un arquitectura especial para la transmisión del conocimiento. Cualquier ligero cambio en estas conexiones hace que la red pierda su eficiencia, demostrando que no sólo nosotros como individuos somos fruto de la evolución, sino que también la arquitectura de nuestras redes sociales es el fruto de un proceso de selección donde el beneficio es la eficiencia del intercambio cultural.
Los investigadores también encontraron evidencia de que la generación de estas redes comienzan muy temprano en la niñez. Según Jesús Gómez Gardeñes, «hacer amigos y tener una red de amistad es una adaptación humana importante, que nos ha ayudado a desarrollar la cultura acumulativa. En la sociedad contemporánea, tenemos la tecnología para expandir estas redes sociales, aumentando el flujo de información sobre un número mucho mayor de personas. Esto permite a los seres humanos cooperar y trabajar juntos para construir cosas maravillosas. Nuestro trabajo ilustra cómo la amistad es uno de los secretos del éxito humano como especie”.